
La selva del Darién en la frontera de Panamá con Colombia es un laberinto de ríos, lleno de animales salvajes y calor húmedo que lo rodea todo. Es una ruta de tránsito para personas migrantes y solicitantes de refugio y el principal punto de ingreso para personas en tránsito hacia Canadá, Estados Unidos de América y México, donde el miedo, la desesperación y los peligros son constantes.
Sin embargo, el mayor peligro no proviene de la naturaleza, sino de los traficantes y criminales que acechan a las personas en movilidad.
Ahí, en el corazón de la selva, la esperanza se mezcla con el sufrimiento, mientras miles de personas, incluidos niños, niñas, mujeres, personas con discapacidades y LGBTIQ+, lo arriesgan todo por un futuro incierto.
Cada año, miles de personas migrantes atraviesan el Darién. Según el Servicio Nacional de Migración de Panamá, en 2020, 8,594 personas ingresaron por esta frontera y en 2023, se alcanzó la cifra récord de 520,085 personas cruzando esta ruta.
En 2024, la selva fue atravesada por 302,203 personas, principalmente venezolanas (68%), seguidas por colombianas (8%), ecuatorianas (8%), chinas (5%) y haitianas (4%). De las personas migrantes que cruzan esta peligrosa ruta, 51% son hombres, 28% son mujeres y 21% son niños, niñas y adolescentes. Sin embargo, en 2025, el número de migrantes ha disminuido drásticamente con sólo 2,831 personas que atravesaron el Darién entre enero y marzo de 2025, con una disminución de 98% en comparación con el año anterior.
Monitorear para proteger
Para comprender mejor lo que sucede en este paso migratorio, ONU Derechos Humanos, en colaboración con la Defensoría del Pueblo de Panamá y la Defensoría de los Habitantes de Costa Rica, lanzó e implementó una herramienta técnica para el monitoreo y análisis de las vulneraciones de los derechos humanos de las personas migrantes en tránsito por Panamá y Costa Rica. Esta herramienta se ha convertido en un sistema clave para recopilar datos y generar respuestas eficaces ante los riesgos y violaciones que enfrentan las personas migrantes.
Las personas migrantes que transitan por la selva colombo-panameña enfrentan peligros constantes, como la violencia sexual, trata de personas, robos, extorsiones, y desapariciones
—Eduardo Leblanc González, Defensor del Pueblo de la República de Panamá

Angie Cruickshank Lambert, Defensora de los Habitantes de Costa Rica, coincide.
“Esta herramienta no sólo permite recopilar datos precisos sobre las vulneraciones de derechos humanos, sino también coordinar con autoridades para proporcionar respuestas institucionales oportunas”, dijo.
Cruickshank Lambert, primera defensora afrodescendiente del pueblo de Costa Rica, dijo que las personas migrantes enfrentan tanto riesgos físicos como problemas graves de salud mental, como la ansiedad y el miedo constante a la deportación y la separación familiar, lo cual incrementa su vulnerabilidad.
Monitoreo y cooperación internacional
Según Andrés Sánchez Thorin, Representante a cargo de la Oficina regional de ONU Derechos Humanos para América Central, la herramienta es un sistema de técnico que permite registrar, sistematizar y analizar las vulneraciones de derechos humanos que sufren las personas migrantes durante su tránsito por Panamá y Costa Rica.
“La herramienta recopila testimonios directos en albergues y puntos críticos de la ruta migratoria, identificando patrones de violencia, tipos de delitos recurrentes y grupos particularmente afectados,” explicó.

Esta recopilación de datos se convierte en evidencia clave para generar alertas tempranas, recomendaciones a autoridades y reportes periódicos que buscan mejorar la protección de las personas migrantes.
“La herramienta ofrece un análisis estructurado de los riesgos en la ruta, desde violencia sexual hasta trata de personas”, dijo Sánchez Thorin. “No sólo documenta los casos, sino que permite a las instituciones nacionales de derechos humanos de ambos países actuar de manera estratégica: derivar víctimas a servicios de protección, exigir respuestas institucionales y proponer políticas basadas en datos concretos”.
El enfoque de la herramienta está especialmente orientado a mujeres, niños y otros grupos vulnerables, convirtiéndose en un instrumento clave para la defensa de sus derechos y es parte del proyecto de ONU Derechos Humanos sobre estrategias regionales de derechos humanos para América Latina y el Caribe, financiado por Suecia.
Impactos y desafíos
Para Leblanc González, el apoyo de ONU Derechos Humanos les ha permitido fortalecer la capacidad de la Defensoría del Pueblo de Panamá para implementar y utilizar la herramienta de manera efectiva, contribuyendo así a mejorar políticas nacionales y regionales de protección a las personas migrantes.
“El trabajo conjunto con otras organizaciones internacionales y defensorías ha sido fundamental para fortalecer la respuesta institucional y mejorar la protección de los migrantes a través de un enfoque regional”, dijo Leblanc González.
La colaboración con la Oficina ha sido esencial, ya que nos ha permitido implementar una herramienta para recolectar información precisa y compartirla con otros países de la región.
—Angie Cruickshank Lambert, Defensora de los Habitantes de Costa Rica

Cruickshank Lambert destacó como resultado que la recopilación de datos sobre la situación de las personas migrantes les permitió generar un informe de observación activa, mismo que fue clave en el contexto de los acuerdos migratorios recientes entre Costa Rica y Estados Unidos y que permitió que la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa de Costa Rica visitara el Centro donde se encuentran detenidas personas y se hiciera una interpelación al Ministro de Gobernación con base en los hallazgos de la Defensoría.
ONU Derechos humanos ha identificado desafíos como la necesidad de mejorar el acceso a la justicia, prevenir la desaparición de personas migrantes, luchar contra la discriminación y la xenofobia y crear rutas seguras y vías regulares para la migración.
Cruickshank Lambert y Leblanc González coincidieron en que un reto importante es la falta de recursos humanos en las defensorías del pueblo.
“Los derechos humanos no son opcionales: son esenciales para proteger a las personas en situación de movilidad”, dijo Sánchez Thorin. “Los derechos humanos deben guiar de forma coherente y legítima todas las acciones de los Estados frente a la migración, y así asegurar un enfoque que refuerce el Estado de derecho, la democracia y la dignidad de todas las personas”.
Para ONU Derechos Humanos, a medida que los flujos migratorios se complejizan con movimientos de norte a sur y migraciones inversas con personas retornando a sus países, la implementación de un sistema sostenible de monitoreo debe seguir siendo una prioridad y los esfuerzos deben continuar para abordar los retos que enfrentan las personas migrantes en su peligrosa travesía; esfuerzos en los que la colaboración entre gobiernos y organizaciones es clave para garantizar que todas las personas migrantes puedan vivir con dignidad y seguridad.
Artículo publicado por: www.ohchr.org
