Es preciso replantear la prevención de atrocidades masivas

UN Photo/Amanda Voisard

La justicia de transición es un instrumento indispensable para contribuir a la paz y la seguridad sostenibles, prevenir eficazmente las atrocidades masivas antes de que ocurran y quebrar los ciclos de violencia.

“La prevención no es sólo una forma de respuesta a las crisis, sino que abarca mucho más que los esfuerzos de alerta temprana”, declaró el Sr. Pablo de Greiff, ex Relator Especial sobre justicia de transición, ante el Consejo de Derechos Humanos. “Cualquier cosa capaz de desencadenar un sistema de alerta temprana indica que el trabajo de prevención estructural no se ha realizado o que ha fallado”.

Un estudio conjunto presentado ante el Consejo de Derechos Humanos por el Sr. de Greiff y el Sr. Adama Dieng, Asesor Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para la Prevención del Genocidio, puso de relieve que el potencial preventivo de la justicia de transición no ha obtenido el reconocimiento suficiente. Esto se debe principalmente a la tendencia de considerar la justicia de transición como una política únicamente orientada hacia el pasado, dijo el Sr. de Greiff. (Ver estudio en inglés aquí)

“Esta desatención es sorprendente, ya que la promesa del ‘nunca más’ siempre ha sido una motivación importante para aplicar las medidas de la justicia de transición”, añadió el ex Relator.

La justicia de transición contribuye a la paz y la seguridad sostenibles porque ayuda a quebrar los ciclos de violencia y atrocidades, señala el estudio. Al hacerlo, aporta un sentido de justicia a las víctimas y propicia el examen de las deficiencias de las instituciones del Estado que puedan haber permitido o promovido esos ciclos, sigue diciendo el informe.

El estudio destaca algunas de las principales razones por las que el trabajo de prevención ha fracasado hasta la fecha: la no adopción de medidas tempranas y oportunas ante pautas de comportamiento que conducen a vulneraciones de derechos humanos cada vez más frecuentes, sistemáticas y generalizadas; la carencia de verdadero compromiso político; la falta de inversión sostenida y a largo plazo, y la fragmentación del conocimiento y las competencias.

El estudio también pone de manifiesto el enorme potencial de la sociedad civil para contribuir a la prevención. Ambos expertos de las Naciones Unidas convinieron en que la sociedad civil podría adquirir una importancia creciente, más allá de sus funciones habituales de monitoreo, presentación de informes y promoción, para ayudar a impulsar el uso de métodos de justicia de transición.

Las Naciones Unidas se encuentran en una situación privilegiada para facilitar la elaboración de un marco general de prevención. Sin embargo, el Sr. De Greiff insistió en que es esencial añadir fundamento y contenidos significativos, basándose en los lazos existentes entre la prevención y los derechos humanos.

Este estudio conjunto constituye la última presentación oficial del Sr. de Greiff, nombrado Relator Especial en 2012. Durante su mandato, el experto afrontó numerosos y delicados problemas en transiciones políticas, gracias a un compromiso profundo y permanente con los gobiernos, la sociedad civil y en especial con las víctimas. El Sr. de Greiff transmitió a las más altas autoridades el sufrimiento de las víctimas que buscaban verdad, justicia y reparación ante la flagrante violación de sus derechos y ayudó a los gobiernos a elaborar estrategias de amplio espectro para afrontar el pasado y prevenir la reiteración de los ciclos de represalias mutuas, tan frecuentes en la vida política. El ex Relator Especial ha redactado varios informes sobre el tema y ha pedido insistentemente que se cree un marco general y estratégico de prevención.

El Sr. Fabián Salvioli, que sucedió al Sr. Pablo de Greiff en el cargo de Relator Especial, comenzó su mandato el 1 de mayo de 2018.

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